
sábado, 29 de diciembre de 2007
De Maracaibo salieron... Eleida y More...

martes, 4 de diciembre de 2007
Despedida Feliz
Ya cuando la marea de emociones bajó, pienso que es preciso utilizar este medio para agradecer a Dios, la Virgen y a mi familia y amigos la felicidad que ahora me acompaña.
Todo salió como lo habíamos planeado. Un semana inolvidable, cansada, pero perpetua en nuestras mentes. Y cómo no aprovechar para darle gracias a cada lágrima de Gina y Katherine, y cada sonrisa de Ana y Pamela. Ese es el pago al esfuerzo y a la dedicación.
Un fuerte abrazo de Octavio y Finol. Un estrechón de mano de Manuel, Néstor y el Maracucho (un poco desordenado). Y la alegría de ver a María, José Aníbal y Edmarling entre nosotros paga todas las rabias, peleas y dolores que alguien pueda tener.
Espero que estas líneas sirvan para felicitar a cada uno de mis compañeros, quienes junto a sus familias pudieron disfrutar del día de GRADUACIÓN. Jamás se nos olvidarán las caras de felicidad, las piezas que nos regaló la Orquesta y los dulces y quesos que tanto nos costó conseguir en un viaje violento en Margarita.
Sos lo máximo y si me tuviera que graduar otra vez, por favor, que sea con Dairilí, Johana, Noreikis, Edmarling, María, Pamela, Néstor, Gabriela, José Aníbal, Yanekey, Celeste, Mirelis, Jormin, Manuel, Rossnellys, Giovanna, Mercedes, Neulys, Nohegcy, Alba, Dayra, Octavio, Carlos, Daniel, Marling, Ninoska, Carolina, Gilberto, Ana, Katherine y Gina, y por qué no Erwin...
Mañana cuando los vea por ahí, por favor, guárdenme un abrazo que será recíproco. Nunca olviden lo que dicen en la calle. SOMOS LA MEJOR PROMOCIÓN DE COMUNICADORES DE LA UNIVERSIDAD SANTA MARÍA. ¡¡¡¡¡¡¡Es secreto, no se lo digan a nadie!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
sábado, 3 de noviembre de 2007
Conjugado tiempo

viernes, 12 de octubre de 2007
Sería...
Qué bueno sería que las balas curaran el cáncer o el sida, o simplemente un corazón herido.
Qué bueno sería que la lluvia arreglara las calles dañadas por el paso del tiempo.
Qué bueno sería que los ojos omnipotentes de tus padres te vigilen siempre.
Qué bueno sería que la palabra socialismo se cumpliera en un país como Venezuela.
Qué bueno sería que el calor se acabara con calor y que la sed saciara sus ganas con sólo sed.
Qué bueno sería que tus manos acaricien las mías cuando sudan por temor.
Qué bueno sería que tu mirada se quedara inerte en la mía para olvidar los pesares.
Qué bueno sería que te quedaras en mi mente, como única fotografía de mi álbum de amor.
Qué bueno sería ser sol, luna, balas, lluvia, ojos, socialismo, calor, sed, sudor, fotografía, manos y mirada.
Qué bueno sería ser tú en mí
miércoles, 10 de octubre de 2007
Palabreo de un infeliz
PARA TI
La vida te condena hechos que quisieras eliminar de tu espacio. No lo hagas, revívelos.
Las personas juzgan tus actos por no estar acordes a su visión. Actúa, tú tienes la verdad.
El dolor te saca una lágrima en los momentos cumbres. Báñate de ellas, te limpias por dentro.
Las circunstancias motivan los sentimientos. Buenos o malos, disfrútalos, estás vivo.
Si tu madre o padre piensa controlarte la vida. Déjalos, están equivocados una vez más.
Es hora de que sepas que hay alguien quien te quiere. Siempre ha estado, pero no lo sabías.
La sociedad te obliga a reprimirte cosas que te pesan. Prepara tus fuerzas para lanzarlas.
Hoy he prometido no llorar más. Me regalo y te regalo las lágrimas.
Somos lo que decimos, me recuerda una amiga. Soy feliz.
sábado, 6 de octubre de 2007
Curríuculo Vitae

Nací por cesárea un jueves 19 de junio del año cuando el papa Juan Pablo II visitó por primera vez a Venezuela y cuando el jodido de Lusinchi se montó en el poder. El dólar estaba a 4.30 Bs.
Crecí de la suma perfecta del amor de mis papás, los profesores Aracelis Morales y Jesús Astudillo. Tuve un compañero fiel como hermano, pues nos llevamos once meses de diferencia, Jesús Odoardo.
Tuve, tengo y tendré el cariño perenne de mis abuelas, tías, tíos y primos. El uniforme escolar me lo coloqué al año y medio, cuando me dejaron en una guardería, de la cual no recuerdo nada. Después me inscribieron junto a mi bro en la escuela Virgen del Valle, aquí cerquitica de mi casa.
Las órdenes de doña Aracelis me llevaron a la escuela Pio XII, pero mi tamaño no me permitía llegar al primer grado (coño si fuera así estuviese todavía en kinder). Tuve que calarme un año de preparatoria. El año más ridículo de mi vida. Puro rasgar papel, cantar, jugar con plastilina y dormir.
Pasé al primer grado en la misma escuela, donde tenía que ver natación, y el agua y yo, en aquél entonces, éramos enemigos. Tanto fue la insistidera que nos cambiaron al Domingo Savio (evidentemente me querían llevar a ser cura). Eso era una jaula. Nunca salí al recreo porque “i que” había muchos niños en el pasillo.
Otra llorona más, y me cambiaron a la escuela de la Gulf, donde fui feliz. Me hice dos veces pupú en los pantalones, vi enanos o duendes de verdad, culebras, tenía un gato, me caí a golpes con un compañero, me enfermé, pertenecía a la sociedad bolivariana (ahí radica mi odio y rechazo a Bolívar), comí chupi chupi de esos que a mi mamá no les gustaba por ser de agua sucia, y hasta agarré la bandera en el patio.
La historia se hace más corta, pues todo el liceo y bachillerato lo hice en el Alirio Arreaza Arreaza. Fui doblemente feliz. Mi papá daba clases ahí y era conocido como Astudillo o Astu. Conservo comadres, compadres y excelentes amigos aún de esa época única.
Al terminar ingresé a la Santa María gracias a la insistencia de mi madre de que yo estudiara periodismo. Al principio me inventaba dolores de cabeza y hasta suspensiones de clases para no ir. Un día rompí una camisa de la arrechera. Nadie me caía y entraba me sentaba y de ahí nadie me paraba hasta que veía la última hora.
Definitivamente el conocer a Pamela, María, Andreína, Rafael, entre otros, fue el detonante para que me empezara a gustar esa aventura que llaman periodismo. Poco a poco me fui integrando, dejando el autismo a un lado. Ya en sexto semestre necesitaba probar calle, y me dieron la oportunidad en el diario El Nuevo Día, y a los meses en Órbita radio.
Ahora lo que me queda es ofrecer los servicios de un amigo, hermano, padrinos de los embarazos de mis nuevos colegas, y un periodista que seguirá siendo pasante, porque en esa época cosechó las mejores amistades de la vida. Soy el producto de esa palabra sincera de cada uno de los compañeros de calle. De quienes recuerdo y a quienes admiro. Ofrezco las palabras chuscas y una sonrisa siempre presente a pesar de no haber escrito nada. Ofrezco mis sinónimos inventados y mis dramas en cuentos trágicos. Y ofrezco las palabras que me quedan por aprender y las frases que me faltan por conjugar…
PD: Dedicado a mi pobre vida feliz
sábado, 29 de septiembre de 2007
La realidad del día a día
Por mucho que te canses y
Esfuerces; por más que llores y
Rías, siempre consigues con pena e
Inimitable alegría, el sueldo
O salario por el que te "jodes" el día.
Dime tú si no es cierto, cuando
Imaginas una salida, se aparece un
Sindicalista, un muerto o un ministro que
Te “come” el tiempo, dejando todo,
Antes de que te amonesten, griten o
Simplemente se te olvide el cuento.
jueves, 20 de septiembre de 2007
La historia de la "Perra"

Cuando comencé el quinto año de bachillerato en el liceo Alirio Arreaza Arreaza de Puerto La Cruz, mi "bro" le tocó dejar la casa porque comenzó a fumar droga. Embuste, se lo creyeron. Comenzaba en el 2001 la universidad en el pueblo que vio nacer a mi madre Aracelis del Coromoto Morales. Zaraza, el Atenas del Guárico; Corazón de Venezuela.
Se fue un domingo de abril, cuando un animal pitaba en su programa botando a gerentes de Pdvsa, días antes del conocido 11 de abril.
La política, para otro escrito. Ahí comencé a estar solo en mi cuarto. Todo el mundo decía que iba a sufrir, pues es verdad, desde siempre fuimos un dúo especial. Pero la otra verdad es que fui muy feliz. Todo era mío. Con el pasar del tiempo yo seguí a la universidad y después comencé a trabajar.
Todo este preámbulo era para llegar acá. Fue en el diario El Nuevo Día donde le conseguí trabajo a mi primo José Antonio. Comenzó hace un año - octubre 2006 - como fotógrafo del periódico, y aún está. Cuando entró yo le advertí que no podíamos llamarnos como lo hacíamos en los cumpleaños de la familia Morales, navidades o domingos de sopa de la tía Carmen.
Ambos nos llamábamos Perra. Muchos se preguntarán por qué ese adjetivo un poco animal. Para los curiosos que lograron leer todo la pa... anterior, aquí les va el origen del remoquete de nosotros.
Era la década de los 90's en la casa de mi abuela María Daría Zamora de Morales, allá en el piso cuatro del edificio 5 de Julio en Puerto La Cruz. Para mi "abue" era una felicidad tener a Jesús - su adoración - y a mí - el más pequeño (bueno todavía) - en su apartamento. Nos enseñó a jugar caída, nos veía con el Nintendo, se calaba el Chavo y Los Simpsons con nosotros y hasta estaba detrás de Jesús y de mí para que nos bañáramos.

Pero mi abuela se desajustaba cuando estaba "Toto" (José Antonio) junto a nosotros. Éramos de cuidado. Todos los sábados, luego del Alegre Despertar de Venevisión, comenzábamos a buscar qué hacer. Siempre terminábamos por jugar Ricky, el perro.
El inventor era José Antonio, por lo tanto EXIGÍA ser el protagonista. Yo que no me quedaba atrás me adelantaba a mi hermano y me ponía al mando del barco como el Capitán. Quedaba un papel, que era el del Niño Pobre; "lástima Jesús, te volvió a tocar".
La secuencia era la siguente; José se colocaba una bata de baño rosada, y se amarraba la cinta que sujetaba la pieza de baño entre el cuello, para que lo pasearan. Quien controlaba el barco - el chinchorro del cuarto loco de casa de mi abuela, agrandado con las almohada de la dúplex - era el Capitán, es decir yo.
En una primera escena aparecía el Capitán, y veía al perro rosado y le decía que subiera para continuar el viaje. Ricky traía como un juguete de Mattel, una lamparita morada que le había regalado mi papá en navidad a mi tía Carmen con sus pilas, y para colmo hablaba. Mandaba más que Chávez en Aló Presidente.
El papel de Jesús, mi hermano, era llegar por el pasillo con una almohada puesta como un bacala'o. Con la cara arremingada y llorando, pidiendo comida y abrigo, se aparecía Niño Pobre. Jajajajaja, mi hermano se prestaba para unas vainas. Ténían que ver una escena un poco homosexual, cuando el perro que hablaba consolaba al infante.
Posteriormente salíamos los tres en la búsqueda de un tesoro, que siempre estaba en el clóset de mi tía Carmen. Era un cofre con papeles con un barco pintado en la tapa. Era ahí cuando Ricky utilizaba la lamparita hurtada a mi tía. A gastar pilas!!!!!!!! Al final nos cansábamos y comenzábamos a saltar en la cama del cuarto.

Cuando adolescentes recordamos todo esto y en el mueble de la sala nos empezamos a decir "Perra", como burla a nuestro juego original. Así quedó hasta ahora. Donde nos conocen a José Antonio y a mí (Andrés), nos llaman Perra. En mi teléfono está guardo así, y pasarán muchos años que se nos olvide la historia.
lunes, 17 de septiembre de 2007
Día de corte de pelo
En este estado de pre madurez les voy a confesar porqué temo a que le echen tijera a mi cabellera. En la infancia mis papás me llevaban junto a Jesús, mi hermano, hasta la peluquería Pibelandia en la calle Maneiro de Puerto La Cruz.
Aquellos lagrimones que soltaba cuando me sentaban en la silla en forma de caballo y de color rojo - claro tamaño de jinete tenía... bueno tengo - crecían como comiquita china cuando veía acercarse a las peluqueras con cabellos abultados, de moda a principios de los 90's.
Ellas con sus frías manos de aire acondicionado y con pelos en ellas, comenzaban jugar con mi cabeza, de allá para acá, sin tener el más mínimo cuidado por mi cervical. La rabia o impotencia se acrecentaba cuando yo seguía llorando, y mis padres veían, opinando de vez en cuando cómo debería quedar el corte.

Ahí seguía yo con una bata roja donde caía un poco de pelo, porque la mayoría entraba por debajo de la camisa.
La cumbre del momento era cuando veía acercar la hojilla blanca para terminar de sacar el corte de cabello. Me movía para todos lados, y siempre terminaba cortado. Sólo anhelaba la sensación del talco Menen sobre la piel que calmaba mi dolor.
Cuando pensaba que todo estaba listo, me quitaban la batola y era cuando me percataba que el cepillo de cerdas largas lo que hacía regarme los menudos pelos con rigurosidad, en lugar de quitarlos.
Después de los ojos rojos, y de escuchar la salsa fastidiosa de peluquería sintonizada en Bahía AM, recibía una chupeta redonda envuelta en papel transparente y con relieve, simulando una raqueta de tenis. !Qué rica¡
He ahí el trauma por cortarme el pelo, y me acordé hoy lunes cuando vi a mi primito en unas fotos que le realizó su madre para una exposición, y que se publicaron en el cuerpo Escenas de El Nacional.
Por favor, no me reclamen cuando no me corto el pelo o no me afeito. Me aterran las hojillas y las tijeras en manos "quitacervicales"
sábado, 15 de septiembre de 2007
Lolita murió al lado de sus perros
Los transeúntes de la calle Sucre en el casco central de Sotillo, al comienzo de la rutina sabatina empezaron a notar que la mujer de aproximadamente 48 años de edad que yacía debajo de la Peluquería Pelitos, muy cerca del Paseo Colón, estaba acostada sin hacer movimiento alguno.
Ángel Almeida se atrevió a acercarse a pesar de que Ellos tenían una cara anormal. Al tocarla sintió la frialdad que presentan las personas cuando se despiden del mundo real. El dueño de la barbería de niños, Osmar Rodríguez, acompañó al peatón Almeida a notificarle del deceso de Lolita a una comisión de la Policía del municipio Sotillo, y así hacer el llamado a los encargados del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de Puerto La Cruz.
Mientras acordaban el lugar donde se apreciaban bolsas de medicinas, entre las que se hallaban vitaminas, y los restos de la fémina, se acercaban quienes conocieron a la señora de la calle, que durante cuatro años se hizo conocer como Lolita , una mujer que caminaba el centro de la localidad y el Paseo Colón junto a Ellos, sus fieles guardianes.
No la calificaron como agresiva, sino amante del licor. Su vida concluyó la madrugada de este sábado, y ahora guarda su cuerpo en las frías neveras del Luis Razetti de Barcelona, esperando a que la reconozcan sus allegados, sino compartirá una habitación común en el cementerio de Puerto La Cruz.
Sólo Ellos la recordarán, pues Ellos disfrutaban de su compañía. Y es que era costumbre ver a Lolita en las calles junto a sus dos perros guardianes; Ellos únicos testigos del deceso de esta mujer. Ahora están huérfanos y con el dolor entumecido en sus rostros...
viernes, 14 de septiembre de 2007
Buena época
Con la vida...
jueves, 13 de septiembre de 2007
Hola:D
La rutina nos debe regalar una hora de nuestras vidas para hacer la tarea de comunicarnos. Quizás podrás encontrar muchas cosas de las que hago en el día, que no es más que escribir de desgracias de gente que aún esperan el día de su suerte.
Bueno como a mí no me gustan los textos largo, no los haré así.
Se les quiere.