Muchas veces me he encontrado con la muerte pero vista detrás de una libreta y un lapicero. Sólo le pido a Dios que me lo permita seguir haciendo de esa forma. Es difícil expresar el rostro de una madre que nunca espera la muerte de su ser querido, siendo buena o mala persona. La rabia e impotencia de saber que no harán nada para buscarle justica a la víctima, siempre terminará en convertir a nuevos vengadores que apenas conocen la mitad de sus vidas.
Sin duda alguna, la política hace la rutina diaria de los pueblos, pero es difícil entender que la violencia se ha convertido en el pan nuestro de cada día, pues ya las personas ven con costumbre la muerte a balazos de una persona. Con el pasar de los años, las decesos violentos pasarán a formar parte de los casos clínicos.
Hay días en los que me arrepiento de haber escogido la fuente de sucesos para desarrollar mi profesión, pero definitivamente he aprendido a ser humano, pues la vida de cualquier venezolano, socialista o no, merece el respeto y condena de cualquier organismo o ente.
Me despido con un chiste, para tratar de animar los días de quienes amargan sus días con el trabajo. "Los periodistas de sucesos se acercan hasta la casa de Cperucita Roja preguntarle sobre el rumor de que el Lobo Feroz la había violado. Ella responde: Caperucita Roja no, Caperucita de Feroz".
Se les quiere
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