viernes, 12 de octubre de 2007

Sería...


Qué bueno sería que el sol jugara con la luna y que el ocaso arrope nuestras vidas.

Qué bueno sería que las balas curaran el cáncer o el sida, o simplemente un corazón herido.

Qué bueno sería que la lluvia arreglara las calles dañadas por el paso del tiempo.

Qué bueno sería que los ojos omnipotentes de tus padres te vigilen siempre.

Qué bueno sería que la palabra socialismo se cumpliera en un país como Venezuela.

Qué bueno sería que el calor se acabara con calor y que la sed saciara sus ganas con sólo sed.

Qué bueno sería que tus manos acaricien las mías cuando sudan por temor.

Qué bueno sería que tu mirada se quedara inerte en la mía para olvidar los pesares.

Qué bueno sería que te quedaras en mi mente, como única fotografía de mi álbum de amor.

Qué bueno sería ser sol, luna, balas, lluvia, ojos, socialismo, calor, sed, sudor, fotografía, manos y mirada.

Qué bueno sería ser tú en mí

miércoles, 10 de octubre de 2007

Palabreo de un infeliz

Grita y revive lo que
actúas.
Báñate de disfrute y déjate
conocer porque estás
preparado
para ser
feliz

PARA TI


Si el mundo lo sientes al revés y la vida te reclama gritar, no grites, canta tus desventuras.

La vida te condena hechos que quisieras eliminar de tu espacio. No lo hagas, revívelos.

Las personas juzgan tus actos por no estar acordes a su visión. Actúa, tú tienes la verdad.


El dolor te saca una lágrima en los momentos cumbres. Báñate de ellas, te limpias por dentro.


Las circunstancias motivan los sentimientos. Buenos o malos, disfrútalos, estás vivo.


Si tu madre o padre piensa controlarte la vida. Déjalos, están equivocados una vez más.

Es hora de que sepas que hay alguien quien te quiere. Siempre ha estado, pero no lo sabías.

La sociedad te obliga a reprimirte cosas que te pesan. Prepara tus fuerzas para lanzarlas.

Hoy he prometido no llorar más. Me regalo y te regalo las lágrimas.

Somos lo que decimos, me recuerda una amiga. Soy feliz.







sábado, 6 de octubre de 2007

Curríuculo Vitae

Con un papel que dice que puedo ejercer como profesional, me atrevo a presentar mi currículo para ver quien puede contratar mis servicios como periodista. Cualquier información extra comuníquese con mi despacho ubicado en Maxys, en la avenida municipal, al lado del banco Caracas – Puerto La Cruz.

Nací por cesárea un jueves 19 de junio del año cuando el papa Juan Pablo II visitó por primera vez a Venezuela y cuando el jodido de Lusinchi se montó en el poder. El dólar estaba a 4.30 Bs.
Crecí de la suma perfecta del amor de mis papás, los profesores Aracelis Morales y Jesús Astudillo. Tuve un compañero fiel como hermano, pues nos llevamos once meses de diferencia, Jesús Odoardo.
Tuve, tengo y tendré el cariño perenne de mis abuelas, tías, tíos y primos. El uniforme escolar me lo coloqué al año y medio, cuando me dejaron en una guardería, de la cual no recuerdo nada. Después me inscribieron junto a mi bro en la escuela Virgen del Valle, aquí cerquitica de mi casa.
Las órdenes de doña Aracelis me llevaron a la escuela Pio XII, pero mi tamaño no me permitía llegar al primer grado (coño si fuera así estuviese todavía en kinder). Tuve que calarme un año de preparatoria. El año más ridículo de mi vida. Puro rasgar papel, cantar, jugar con plastilina y dormir.
Pasé al primer grado en la misma escuela, donde tenía que ver natación, y el agua y yo, en aquél entonces, éramos enemigos. Tanto fue la insistidera que nos cambiaron al Domingo Savio (evidentemente me querían llevar a ser cura). Eso era una jaula. Nunca salí al recreo porque “i que” había muchos niños en el pasillo.
Otra llorona más, y me cambiaron a la escuela de la Gulf, donde fui feliz. Me hice dos veces pupú en los pantalones, vi enanos o duendes de verdad, culebras, tenía un gato, me caí a golpes con un compañero, me enfermé, pertenecía a la sociedad bolivariana (ahí radica mi odio y rechazo a Bolívar), comí chupi chupi de esos que a mi mamá no les gustaba por ser de agua sucia, y hasta agarré la bandera en el patio.
La historia se hace más corta, pues todo el liceo y bachillerato lo hice en el Alirio Arreaza Arreaza. Fui doblemente feliz. Mi papá daba clases ahí y era conocido como Astudillo o Astu. Conservo comadres, compadres y excelentes amigos aún de esa época única.
Al terminar ingresé a la Santa María gracias a la insistencia de mi madre de que yo estudiara periodismo. Al principio me inventaba dolores de cabeza y hasta suspensiones de clases para no ir. Un día rompí una camisa de la arrechera. Nadie me caía y entraba me sentaba y de ahí nadie me paraba hasta que veía la última hora.
Definitivamente el conocer a Pamela, María, Andreína, Rafael, entre otros, fue el detonante para que me empezara a gustar esa aventura que llaman periodismo. Poco a poco me fui integrando, dejando el autismo a un lado. Ya en sexto semestre necesitaba probar calle, y me dieron la oportunidad en el diario El Nuevo Día, y a los meses en Órbita radio.
Ahora lo que me queda es ofrecer los servicios de un amigo, hermano, padrinos de los embarazos de mis nuevos colegas, y un periodista que seguirá siendo pasante, porque en esa época cosechó las mejores amistades de la vida. Soy el producto de esa palabra sincera de cada uno de los compañeros de calle. De quienes recuerdo y a quienes admiro. Ofrezco las palabras chuscas y una sonrisa siempre presente a pesar de no haber escrito nada. Ofrezco mis sinónimos inventados y mis dramas en cuentos trágicos. Y ofrezco las palabras que me quedan por aprender y las frases que me faltan por conjugar…

PD: Dedicado a mi pobre vida feliz